LA CONCIENCIA, EL
NUEVO PARADIGMA
DE LA CIENCIA

“La conciencia es el principio organizador que le falta a la ciencia actual” (Paul Davies)

“La conciencia es la última frontera de la ciencia” (Steven Rose)

“El universo entero es la expresión de la conciencia” (Maharishi Mahesh Yogi)



La Conciencia como Fundamento de la Ciencia

La ciencia moderna ha conseguido “dominar” el mundo físico, el mundo de la materia. Pero el mundo de la mente y la conciencia es todavía un misterio profundo. Nick Herbert lo denomina “un agujero negro intelectual”. No hay una teoría consensuada sobre la mente y la conciencia. Destacan principalmente dos teorías: 1) La mente como epifenómeno del cerebro; 2) La mente como el “software” del hardware del cerebro (la metáfora del ordenador).

El nuevo paradigma de la ciencia, inspirado en la física cuántica, se basa en la conciencia. Es la ciencia basada en la primacía de la conciencia, la denominada “ciencia dentro de la conciencia” (science within consciousness), un término utilizado por primera vez por el filósofo Willis Harman, considerado uno de los grandes visionarios de nuestro tiempo, y cuyo propósito es la integración de lo intelectual y lo espiritual. Harman fue presidente del Instituto de Ciencias Noéticas [ver Adenda].

El concepto de “ciencia dentro de la conciencia” fue posteriormente desarrollado ampliamente por Amit Goswami en sus libros [ver Bibliografía]. De hecho, a Goswami se le considera el fundador de este paradigma de la ciencia. Según Goswami: No se trata de incorporar la conciencia a la ciencia, sino adoptarla como el fundamento de todo, el principio organizador supremo de la realidad para proporcionar un fundamento sólido y claro a la ciencia.

La ciencia se ocupa de los superficial, de lo externo, de las leyes de la naturaleza objetiva. Se suponía que la ciencia no tenía como objeto de estudio el mundo subjetivo, profundo o interior. Pero la física cuántica ha obligado a cambiar esta actitud y considerar la conciencia, no como objeto de la investigación científica, sino como fundamento de todo, del mundo interior y del mundo exterior.

Este paradigma realmente no es nuevo. Se remonta en Occidente a las obras de Descartes, Kant, Leibniz, Berkeley, Schopenhauer y Bergson. Y coincide con las antiguas tradiciones orientales (hinduismo, budismo, taoismo), que postulan que la base de la existencia es la conciencia, lo trascendental, no lo material: la conciencia concibe, manifiesta y gobierna el mundo físico; el universo está creado por la conciencia, hecho de conciencia y diseñado para la conciencia. Estas tradiciones orientales enseñan que el mundo que percibimos es maya, ilusión, y que la verdadera realidad subyace tras el mundo material.

Los principios de “la ciencia dentro de la conciencia” son los siguientes:
El Nuevo Paradigma Holístico

Estamos asistiendo a un cambio de paradigma en todos los órdenes, principalmente en ciencia. Se está sustituyendo el viejo paradigma (VP) de la ciencia clásica por un nuevo paradigma (NP) de la nueva ciencia basada en la física cuántica. El VP está asociado al modo de conciencia del hemisferio izquierdo del cerebro: a lo reduccionista, racional, analítico, secuencial y discreto. El NP está asociado al modo de conciencia del hemisferio derecho del cerebro: a lo holístico, intuitivo, sintético, paralelo y continuo.

Como la conciencia es algo abstracto, y la ciencia necesita algo más concreto, se acude a los dos modos de conciencia para relacionar lo universal con lo particular:
La realidad según la ciencia clásica

La ciencia convencional, clásica o newtoniana se basa en los siguientes principios:
La nueva concepción de la ciencia

La física cuántica ha cambiado nuestra forma de entender el universo. La nueva ciencia surgida de la física cuántica se basa en principios totalmente opuestos a los de la ciencia clásica:
La Conciencia, la Nueva Revolución en Física

Una nueva revolución se está gestando en física, más allá de las revoluciones de la física cuántica y relativista del siglo XX. Es una nueva física profunda y trascendental basada en la idea de que el mundo físico es una manifestación de un reino metafísico.

La física estudia los “fenómenos” físicos, lo observable, lo externo, lo perceptible, lo superficial. Pero tras todo fenómeno se esconde el “noúmeno”, la causa profunda. Por lo tanto, para entender la física, hay que ir al origen de donde surgen todos los fenómenos. Esta es una estrategia universal para lograr la unidad del conocimiento. Hay que comprender lo profundo (o universal) para comprender lo superficial (o particular). El cientifismo es la trampa de la objetividad, de lo superficial. Pero la verdad en realidad se oculta en lo profundo, donde todo está conectado. La ciencia ha procedido en dirección contraria, explorando el mundo exterior e ignorando el mundo interior. En lo profundo todo está unificado y es el origen común de todo lo que existe. Pero no podemos acceder a lo profundo desde lo superficial. Solo podemos acceder a los arquetipos primarios, los arquetipos de la conciencia, que conectan lo superficial y lo profundo.

Los descubrimientos de la física moderna han puesto de manifiesto que, a nivel cuántico, la frontera entre lo físico y lo mental se diluye: Todo esto está provocando que el paradigma científico esté cambiando hacia una fundamentación más allá de lo físico: hacia la conciencia, que une el mundo físico y el psíquico.

La búsqueda de una fundamentación común de lo físico y lo psíquico ya fue planteado por Jung y Pauli, que creían en la existencia de un “lenguaje neutral” que explicara los fenómenos internos y externos, pues creían que ambos fenómenos eran manifestaciones de los mismos arquetipos profundos.

En la física clásica newtoniana (superficial) los objetos están determinados. En física cuántica, los objetos (las entidades cuánticas) son posibilidades entre las que escoge la conciencia. Cuando una persona observa, su conciencia escoge una entre las diferentes posibilidades cuánticas, la conciencia conecta los opuestos: lo interno (mental) con lo externo (físico). La posibilidad externa (física) y la posibilidad interna (mental) las une la conciencia.

Por otra parte, la realidad se presenta, a nivel profundo, como abstracta, como abstracciones de tipo matemático. La actual teoría de supercuerdas de la física cuántica es una teoría puramente abstracta, que sugiere que la ontología es abstracción y que la epistemología es también abstracción. La teoría de cuerdas es una teoría abstracta, de geometría abstracta. A nivel profundo, ontología y epistemología son la misma cosa. “La realidad objetiva se ha evaporado y lo que observamos no es la naturaleza en sí sino la naturaleza expuesta a nuestro método de interrogación” (Heisenberg).



Adenda

Noética

La palabra “Noética” viene del término griego “nous” y se refiere al conocimiento de tipo intuitivo, profundo e incluso místico. La Noética hace referencia a estados de conciencia superiores, trascendentes, de experiencias cumbre o numinosas, que se producen de forma repentina. Edgar Mitchell cofundó en 1973 junto con el inversor Paul N. Temple el Instituto de Ciencias Noéticas (Institute of Noetic Sciences, IONS), un centro dedicado a investigar científicamente la conciencia humana y las experiencias transcendentes de la realidad: curaciones alternativas, fenómenos paranormales, percepción extrasensorial, telepatía, sincronicidad junguiana, supervivencia de la conciencia tras la muerte, etc. Mitchell, en su viaje de regreso de la Luna (misión Apolo 14) tuvo una experiencia mística, de conexión con todo el universo.

Un concepto clave de la Noética es la “intención”. Pero lo que la Noética denomina “intención”, como pensamiento dirigido a un objetivo, es realmente visualización o imaginación de algo que deseamos que ocurra. Como la imaginación es una facultad del alma, tiene un gran poder de realizarse, de manifestarse en los planos inferiores.

El parapsicólogo Dean Radin ha demostrado el poder de la intención con varios experimentos relacionados con la generación electrónica de números aleatorios.


La semiofísica, de René Thom

René Thom, con su semiofísica o “física del significado”, trataba de clasificar la variedad de los fenómenos físicos en un número reducido de arquetipos o categorías. Buscaba las formas dinámicas significativas en todos los fenómenos. Buscaba una ciencia filosófica, una ciencia más profunda e inteligible, frente a la ciencia superficial y pragmática, dirigida solo a la predicción y control de la naturaleza.
Ecología profunda

Es un movimiento basado en la idea de que la realidad está más allá del marco científico:
Bibliografía